Sobre la Inmigración y los Inmigrantes

Desde el comienzo mismo del flujo de inmigración, nosotros definimos claramente nuestra posición de clase sobre este tema. Chocamos con las creencias racistas y luchamos por los derechos de los inmigrantes con el objetivo de detener su explotación por los empleadores. Hemos batallado y seguimos batallando para que los inmigrantes se adhieran al movimiento sindical y participen en las luchas.

 

Sin embargo, lo que ayer hicimos no es suficiente en el contexto actual, puesto que el capital ha desencadenado un ataque generalizado contra las condiciones de vida de la clase trabajadora. Hoy, resulta más imperativo que nunca que debemos trabajar consecuentemente, con un plan en la mente.

Y en este punto es indispensable reiterar dos cuestiones:

  1. La clase trabajadora es una sola, independientemente de las consideraciones de color, religión, lenguaje; o lugar de origen.
  2. Las inmigración, sea interna o externa, no es la opción de los inmigrantes. La gente emigra porque se ve obligada a hacerlo, debido a la falta de oportunidades resultante de la pobreza y las guerras imperialistas.

No hay inmigrantes legales o ilegales. Los papeles no impiden la explotación de los trabajadores, ya sean locales o inmigrantes, por parte del capital.

La decisión consciente de los gobiernos de no ofrecerles a los inmigrantes económicos y refugiados políticos los documentos de legalización necesarios en virtud de los tratados euro-comunitarios de SCHENGEN y DUBLIN 2, está siendo aprovechada por los empleadores para comprar mano de obra más barata y como mecanismo para reducir los salarios de los trabajadores locales.

En consecuencia, vemos que la causa de la explotación radica en las acciones criminales del capital, que se manifiesta en guerras e incluso en el robo de las riquezas de países enteros, cuestión que profundiza la contradicción entre capital y trabajo y que impulsa el acrecentado flujo migratorio.

Ha llegado a ser obvio que ni siquiera podemos hablar de los acontecimientos en los diversos sectores de nuestras organizaciones, sin incluir a los compañeros inmigrantes en nuestras luchas. La solución de los problemas de los trabajadores migrantes, al igual que los problemas padecidos por los trabajadores locales, forma parte del desarrollo de una lucha de basada en la clase y en su habilidad para buscar e imponer soluciones a los problemas de toda la clase trabajadora. Dentro del marco de dichas soluciones podrán resolverse todos los problemas relevantes de los inmigrantes tales como la legalización, la enseñanza de su idioma, cultura e historia en escuelas y otros asuntos.

Nuestro deber consiste en movilizar a los inmigrantes con la perspectiva de que participen en todos los aspectos del movimiento de la clase trabajadora. Vamos a enfrentar un grave problema si no conseguimos modificar las ideas que mantienen numerosos inmigrantes, es decir, trabajar por un breve período de tiempo y luego partir; esto los hace interesarse únicamente en el salario que han de percibir por su jornada diaria, sin discutir cuestiones tales como cuál debería ser ese monto jornalero, cuántas horas tendrían que trabajar por jornada, o asuntos tales como los seguros la jubilación, y otros.

Tenemos la capacidad para prestar atención a la segunda generación de inmigrantes. Miles de jóvenes, nacidos y criados en los países de acogida, trabajan en nuestros sectores o estudian en instituciones de educación primaria, secundaria o terciaria. Todos ellos, conjuntamente con nuestros hijos, serán la futura plantilla obrera de recambio y serán los desempleados de mañana; son ellos quienes tendrán que soportar las modalidades de empleo elásticas y encarar la inseguridad de no tener una jubilación. Justamente, para ellos es que debemos elaborar un plan y avanzar paso a paso.

 

No es una exageración decir que esa tarea puede ser un balón de oxígeno para nuestras organizaciones, puesto que ella determinará numerosas cuestiones en el futuro. No debemos olvidar que hay otras fuerzas –sindicales o políticas- que recurren a la injerencia para servir los intereses de los patrones. Esas fuerzas cultivan desembozadamente el racismo y el nacionalismo, especialmente ahora cuando el desempleo es desenfrenado, lo que amplía significativamente su audiencia.

Todos estos factores operan en la dirección de culpabilizar a los inmigrantes por los agudos problemas de la clase trabajadora y de este modo son usados para camuflar la verdadera causa: el capitalismo. Desean ver una clase trabajadora dividida, sin unidad, que sea una presa fácil en las manos del capital.

Los trabajadores inmigrantes sobre parte de la clase trabajadora. Sufren los mismos problemas que los trabajadores locales y comparten el mismo interés de librarse de las actuaciones criminales de los monopolios y el capitalismo.

No resulta ocioso cerrar este capítulo repitiendo la siempre relevante conclusión de Marx respecto de los esclavos Afro-Americanos:

“Los trabajadores blancos jamás serán libres, mientras sigan existiendo negros esclavos”.