Un comentario, desde la posición de dirigentes de la UIS de PyJ de la FSM sobre la reunión anual del Foro Económico Mundial en Davos

Quim Boix y José Mª Lucas.

Secretario General y Responsable de Finanzas de la UIS de PyJ de la FSM.

De los  resultados del Foro Económico Mundial de Davos, celebrado en esta exclusiva localidad suiza, únicamente pensada para que la creme de la creme de la oligarquía mundial esté bien, relajada, es decir en su ambiente, y que  pueda pensar ,organizar y codirigir la economía de los ricos en su visión más global, liberal y antipopular, desde sus habitaciones de lujo y desde sus provocadoras  medidas de protección  policial, habría que poder destacar muchos aspectos que interesarían a la clase obrera mundial, a los pueblos, a las culturas de estos pueblos, al medio ambiente, a muchas cosas que interesan a la humanidad. De todas las reflexiones y acuerdos, dos van a centrar nuestra atención: la preocupante visión que de la situación mundial tiene esta oligarquía mundial y sus cómplices sindicales, teóricos, que no prácticos, representantes de los intereses de la clase obrera a la que con una osadía y cinismo que raya en la provocación dicen defender, y dos, el porqué de la participación de la CSI en los debates y conclusiones de este Foro Económico Mundial.

Esta reunión de Davos está pensada para reflexionar, diseñar estrategias en consonancia y crear nuevas instituciones e instrumentos de todo tipo que permitan seguir haciendo más ricos a los ricos y más pobres a los pobres y en consecuencia en él están representadas las altas finanzas, los más potentes sectores industriales, comerciales y de servicios de los grandes países capitalistas y de las grandes instituciones por ellos creadas.

¿Por qué están presentes en este Foro representantes de organizaciones sindicales como la CSI? Teóricamente no deberían estar, pues también teóricamente representan los intereses de la clase antagónica, y por tanto no es este ni su espacio natural ni el marco de sus actividades. La respuesta no puede ser otra que están porque son aliados, son compañeros de viaje, tienen los mismos o parecidos objetivos, cohabitan y cogestionan el mismo modelo capitalista y solo están aquí para visualizarse ante el mundo como paliativos de las consecuencias de la genocida actividad depredadora del capitalismo imperialista.

Por ello no deja de ser una provocación a la clase obrera y a los sectores populares, que las organizaciones sindicales adscritas a la Confederación Sindical Internacional (CSI) asistan en calidad de invitados a la reunión anual del FORO MUNDIAL en Davos, ya que representan uno de los instrumentos cuantitativos y cualitativos de la aplicación de las políticas neoliberales surgidas en este y en otros Foros de igual o parecida enjundia.

Para justificar su injustificable presencia en la mesa de los criminales globalizadores, los miembros de la CSI argumentan con explicaciones de mal pagador que están en estos foros para que “se escuche la voz de los trabajadores y así poder paliar el desaguisado de los ricos hacia los pobres”.

Como la situación real para la clase obrera debido a las políticas de los participantes es de alarma máxima, estos vendedores de mentiras argumentan que si no estuvieran presentes en dichas conferencias la situación de la clase obrera sería peor. Se les olvida decir que la situación de la clase obrera está mal, pero que lucha a pesar de que el sindicalismo amarillo se esfuerza en impedirle este derecho, y está en gran parte en situación de enorme desigualdad e inseguridad gracias a su presencia y complicidad, como falsos sindicalistas, al lado de los explotadores en reuniones como la de Davos.

Los llamados, por la prensa burguesa, líderes  sindicales mundiales dicen estar hondamente preocupados por el populismo y la xenofobia y piden a los gobiernos capitalistas de todo pelaje, que son los que cogestionan el modelo, y por lo tanto son los responsables de sus resultados, que tomen medidas para paliar tanta miseria por ellos creada. Son patéticas estas declaraciones y confirman que a diario, y en todas sus prácticas sindicales y declaraciones políticas, apoyan sin ambages al capitalismo que aparentan criticar. Señalan con enormes dosis de cinismo, que de seguir así, se está poniendo en cuestión “la democracia y los derechos humanos”.

Valter Sánches, Secretario General de la rama de trabajadores industriales de la CSI en un artículo publicado recientemente y titulado “Por qué fui a Davos, con enorme ingenuidad o cinismo explica su participación en la reunión de Davos en los siguientes términos, y dice perlas áureas como: “Al participar en el Foro Mundial de Davos, los dirigentes de los sindicatos mundiales no sólo tienen una idea de cómo piensan las élites, sino que también son capaces de influir en la agenda de Davos, Si diéramos la espalda a Davos, no habría nadie para defender la voz de los trabajadores, o, “Davos es una iniciativa para desarrollar una visión común sobre cómo pueden las sociedades dar forma a la futura producción de manera que fomente la prosperidad, la oportunidad, la sostenibilidad ambiental y el progreso social, sea inclusiva y tenga una amplia base.

¿Común? Así lo afirma, es decir que para el dirigente de la CSI capital y trabajo tienen los mismos intereses estratégicos en todos los campos antes nombrados? Eso huele y es protofascismo.

Como el cinismo de la CSI alcanza cuotas difíciles de superar, Valter Sánches se despide con una “reflexión” que produce vómitos. Dice: “Simplemente no basta con reunirse y hablar de aliviar la pobreza y seguir hablando de la distribución equitativa de ella ya que especialmente en estos momentos ocho hombres tienen tanta riqueza como el 50% de la población mundial“. ¿De qué habla?, ¿Qué se proponen la CSI y sus dirigentes con estas declaraciones?, ¿De la necesidad de luchar? ¿De la necesidad de acabar con el capitalismo? o de continuar con la ceremonia ideológica de la confusión, la contradicción, el oportunismo y la complicidad total con el sistema.

Desde la dirección de la UIS de PyJ de la FSM entendemos que solo la lucha desde posiciones de clase y en torno a un sindicalismo no pactista, antiimperialista, profundamente democrático y que tenga como objetivo final la construcción del socialismo puede enfrentar, para ganar, a las posiciones del sindicalismo cómplice de la CSI y sus sicarios.