Por la Igualdad

Para avanzar hacia una nueva sociedad es esencial luchar con energía e intransigencia contra todas las formas de discriminación y de prejuicios. En particular, el movimiento sindical de clase tiene la tarea de poner mayor énfasis en la lucha por la igualdad en el mercado laboral, que está profundamente marcado por la doble discriminación contra las mujeres, las personas de color, los jóvenes y las minorías sexuales. Igual remuneración por trabajo igual debe ser nuestra bandera. La discriminación es utilizada por los patrones para aumentar el índice de explotación de la clase obrera. Sin embargo, hay que decir que el problema es mucho más amplio, tiene sus peculiaridades y no se limita a las relaciones entre capital y trabajo. La discriminación está relacionada con la historia de la evolución de la sociedad humana (patriarcado y la esclavitud) y todavía está presente, incluso en el movimiento sindical y, por lo tanto, tiene que ser combatido y abordado dentro del movimiento.

 

Las mujeres, las personas de color y los jóvenes constituyen el contingente de la población activa que está más expuesto al desempleo, los bajos salarios, la inseguridad y la violencia. El trabajo femenino ocupa un lugar subordinado en la división social del trabajo: turnos dobles, empleo precario y mal remunerado, como es el caso de las trabajadoras de la construcción. Las personas de color, tanto hombres como mujeres, sufren todavía más. Aparte de los prejuicios y la odiosa discriminación cultural de los que son víctimas, ellos ganan mucho menos que los hombres y las mujeres de raza blanca que realizan las mismas funciones. Según la OIT, la tasa media de desempleo entre los jóvenes es del 44,7%, y más del 50% de esos trabajadores jóvenes deben trabajar sin descanso para tratar componer dos salarios ínfimos en sus países.

 

Resulta evidente que el capital extrae enormes beneficios de la discriminación y la utiliza como un factor de división entre los explotados. En Europa, los capitalistas y las fuerzas derechistas tratan de culpar a los inmigrantes por la crisis, difunden la intolerancia y la xenofobia, que son los ingredientes del neofascismo. La emancipación de la clase obrera en el mundo no estará completa sin la emancipación de las mujeres y las personas de color, sin el rescate de los jóvenes y el fin de la intolerancia, la discriminación y los prejuicios. Los sindicatos no deben escatimar esfuerzos para involucrar y representar a este gran contingente de la clase obrera en la lucha, creando secretarías y departamentos específicos y realizando campañas sistemáticas contra la discriminación, por la igualdad y la potenciación de las mujeres, las personas de color, los jóvenes y las minorías sexuales. En este sentido, queremos ratificar la resolución sobre las cuestiones de género adoptadas en la 15ª Conferencia de la UITBB e alentar a las mujeres a incorporarse a los órganos de dirección de la UITBB.